lunes, 1 de agosto de 2022

Es cosa de prioridades

 La semana pasada leí mucho, como hacía tiempo no. También escribí y bailé. Se supone que era una semana de descanso. El trabajo en Juzgados familiares no se reanudaría hasta agosto y los pendientes en Escritoras Mexicanas-FENALEM estaban cubiertos, pero siempre hay pendientes en todos lados, de todo lo que hago. 

Tenía muchas ganas de ir a los museos, pasear por la ciudad, pero mi desgano era aún mayor a mi hambre de cultura y conocimiento. Esa palabra cultura no me gusta aplicarla así porque sí, implica tantas cosas y, muchas veces, se emplea de forma errónea. 

Las vacaciones perfectas para mí son muy sencillas, quizá aburridas para otros. Me gusta quedarme en casa, ver series hasta tarde. Sobre todo, disfruto de las lecturas sin prisas. Acababa de terminar el libro Yoga y coca de Alejandra Maldonado para una entrevista al mismo tiempo que terminé En silencio, la lluvia de Silvia Molina. Yo no entiendo cómo es que había estado escondida para mí Silvia todos estos años. Amé esta historia, me sentí un poco identificada con la protagonista. Del libro de Alejandra no diré mucho, pues en una semana la entrevistaré y podrán leer esa plática en la página de Escritoras Mexicanas. El punto es que, la combinación de ambas lecturas, abrieron un nuevo horizonte para mí y me devolvieron las ganas de volver a escribir. Supongo que también por eso estoy retomando el blog. Así que tomé una libreta y escribí todo lo que venía a mi mente. Había una historia a la que no le podía dar forma ni sabía cómo comenzar, entonces, la pluma hizo su trabajo y vomité lo que hasta entonces guardaba. En una forma de ritual escribí todas las noches antes de dormir. 

Decía que también bailé. La danza me ha salvado de varios procesos mentales en los que bien podría haber dejado pasar mi vida. La danza ha sido esa cuerda que me sostiene. Yo no sé si es porque tenga que ver con la conjunción entre mente y cuerpo, quizá. Esta exigencia implica involucrar en el aquí y el ahora una serie de enfoques: enfoca tu concentración, enfoca tus movimientos. Disfruto mucho moverme, cuando no puedo bailar salgo a dar vueltas como perro por mi azotea, caminar me ayuda a pensar, a relajarme, a entender qué es lo que estoy sintiendo. Intento bailar cada vez que puedo. A veces, solo pongo música y me dejo llevar. Otras, busco en You Tube coreografías del juego Just dance y las practico hasta aprendérmelas. Estos días me dio por aprenderme la coreografía de I´m slave for you de Britney Spears. Nunca fui su fan, pero amaba ese fragmento en el que ella bailaba danza árabe. Tendría yo unos 12 0 15 años y aún no tomaba clases de danza. Esa es otra historia. Hasta que entré a trabajar y pude pagarme las clases comencé a bailar en forma. Ahora hay más recursos para aprender; ahora, me siento con más seguridad para experimentar por mí misma. En esa locura de aprender de bailar como Britney me dio una contractura muscular en el omóplato izquierdo. Aún mientras escribo esto la siento. Sé que pasará, con menor rapidez que la última, lo sé, ese es el precio del paso de los años. Tengo ganas de volver a bailar contemporáneo. Ya encontré las pistas, ahora necesito preparar la coreografía. Sé que algún evento saldrá este año o el siguiente y quiero estar preparada. 



Pues después de terminar las lecturas, necesitaba comenzar con otras y me topé con dos libros que hacía tiempo quería leer pero no había podido adquirir. El cielo completo de Sara Sefchovich y Un lugar seguro de Olivia Teroba. Decidí tomar una libreta nueva y emprender un proyecto personal de teoría literaria feminista, algo así como si estuviese haciendo lectura para Narrativa escrita por mujeres a partir de "Un cuarto propio" de Virginia Woolf que tomé en la universidad. Es que también quisiera seguir escribiendo sobre estos temas: la literatura escrita por mujeres. Si alguien me hubiese dicho en mi época de estudiante que me apasionaría en algún momento la teoría, no se lo habría creído. Ahí voy, subrayando, tomando nota, pensando en lo próximo que podría escribir al respecto. En cuanto al libro de Olivia, me ha hecho pensar mucho más en este oficio. No sabía que me gustaba tanto leer los ensayos hasta que di con este y, antes, con Su cuerpo dejarán de Alejandra Eme Vázquez. Es una forma distinta de escribir, de presentar al mundo; una forma distinta en donde podemos reconocernos, diría Sefchovich. Ambos libros hablan de los cuidados, es que dedicar el tiempo a lo que queremos y disfrutamos hacer es tan bien una forma de auto cuidarnos, pero qué tanto estamos dispuestas a sacrificar por ello. 

En fin, que mis vacaciones se han acabado y mientras escribo estas líneas pienso en las cosas que me faltaron por hacer. Siempre hay pendientes. También está este remordimiento que da cuando te dedicas al arte, porque nos han hecho pensar que es una pérdida de tiempo, que lo demás es lo que importa, lo urgente, no escribir, no bailar. 

Fanny Morán 


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